martes, 15 de diciembre de 2015

Alianzas electorales que restan en vez de sumar


El anuncio de que Lourdes Flores Nano irá como candidata a la primera vicepresidencia de la plancha aprista-pepecista que encabezará Alan García, efectuado ayer en Lima, se suma a la incorporación de Somos Perú a la alianza electoral conformada por Alianza Para el Progreso (APP) y Restauración Nacional (RN).
 
Llama la atención que el socialcristianismo, otrora una opción respetable para los peruanos, vaya ahora de comparsa de dos conglomerados muy criticados.
 
Además de ello, se suman al panorama electoral nacional dos opciones de alto riesgo, tal como lo fueron el Frente Independiente Moralizador durante el gobierno de Perú Posible, y de este partido durante el gobierno de Ollanta Humala, aliado del nacionalismo.
 
¿Qué pueden ofrecer al país esas alianzas prendidas de alfileres? No solo las garantías de gobernabilidad que siempre sacan a relucir.
 
Además de ello, presentan supuestas cohesiones que son en realidad pactos de cara a las elecciones, pero que se derrumban o tambalean en medio de las administraciones de gobierno.
 
La necesidad de superar la valla electoral les impide a esos partidos ir con fuerzas propias o no celebra pactos preelectorales, tal como no ha hecho por ejemplo el fujimorismo.
 
Éste, con Keiko Fujimori como única lideresa de las encuestas, sacándole más del doble de intención de voto (33%) a Peruanos Por el Kambio de Pedro Pablo Kuczynski (16%), no necesita sumar a partidos tradicionales.
 
Busca, sí, sumar apoyos de pequeñas agrupaciones regionales afines o cuyos dirigentes han pasado por el fujimorismo, pero que adquieren un margen de maniobra intrascendente a nivel nacional.
 
En cambio, lo ocurrido con Somos Perú y sobre todo con el Partido Popular Cristiano es sorprendente. El primero se ha arrimado a la alianza APP-RN. Ya desde que RN está conformado por un grupo mayoritario de evangélicos es un amago de renuncia a sus principios fundamentales.
 
El socialcristianismo no es reconocido por el elector como un activo vivo al que se deban lealtades. Nunca lo fue, pero el PPC no hizo tampoco nada para conseguir su consolidación.
 
Lo mismo ocurre con Somos Perú, partido menor y sin trascendencia casi fuera de Lima. Si hizo noticia es por ser el grupo que acogió al prófugo alcalde de Samanco responsable de la muerte del anterior burgomaestre de esa localidad ancashina.
 
Ambos partidos han renunciado a parte importante de su ser en pos de conseguir la sobrevivencia electoral en un mercado electoral turbulento, donde el ciudadano se deja apantallar por tonterías de ocasión antes que por verdades programáticas o planes que deberían cumplirse. Nada de eso ocurre hoy.
 
Estamos frente a un electorado que se deja engañar por cuentas de colores, espejismos políticos que nos pasarán factura tarde o temprano.
 
Los ciudadanos responsables, no la gran masa de ignorantes que conforman el electorado, tienen la ocasión de distinguir con su voto a estos encantadores de culebras y así impedir que la elección del 2016 tome el rumbo insospechado que todos tememos.
 
¿Alcanzará para ello? Probablemente no, pero habrá conciencia para quedarse tranquilos. No fuimos responsables del desastre que se viene.
 

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